Si vas a insultar… que sea en español antiguo

Enumera las groserías que te sabes, seguro pasan de una docena, ¿cierto?, es por eso que, para agrandar la lista, hoy te compartimos algunos de los insultos más antiguos de nuestra lengua, para que los utilices o al menos, los conozcas:

1. Raspamonedas. Este insulto era habitual en la Edad Media, cuando los cambistas solían limar un poco el canto de las monedas y acababan juntando unos cuantos kilos de oro o plata. Llamar raspamonedas a alguien es decir que es un ladrón, de guante blanco.

2. Malquisto. Literalmente, “mal querido”, un malquisto es alguien tan odioso y aborrecible que es rechazado allá donde va. Aún existe en la RAE como “mirado con malos ojos por alguien”.

3. Badulaque. El significado real, según la RAE, es “persona necia, inconsistente” o “impuntual en el cumplimiento de sus compromisos”. Lo que no está tan claro es cómo se pasó de la primera acepción de la palabra, el afeite que usaban las mujeres en la cara, al insulto.

4. Lechuguino. También continúa en el Diccionario de la RAE, aunque no se use tanto como en el siglo XIX y a principios del XX. ¿A quién podemos llamar “lechuguino”? A cualquier muchacho joven e imberbe que empieza a intentar seducir a mujeres hechas y derechas fingiendo ser mayor de lo que es.

5. Tragavirotes. Las palabras compuestas son perfectas para el insulto. Son sonoras y muy visuales, y dejan al insultador mucho más satisfecho. ¿Quedarte en llamar a alguien “estirado” cuando puedes decir “tragavirotes”? En la RAE todavía aparece la palabra, pero está claramente en desuso.

6. Tragavirotes. Las palabras compuestas son perfectas para el insulto y por eso forman el grueso de esta lista. Son sonoras y muy visuales, y dejan al insultador mucho más satisfecho. ¿Quedarte en llamar a alguien “estirado” cuando puedes decir “tragavirotes”?

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