Por Manolo RoCa
Sin duda, México es cultura, historia, costumbres y buena comida, pero también es colores y mucho baile, y el Patrick Miller, esa inolvidable “bodega” en la que la música ochentera y noventera hacía vibrar hasta a las generaciones más jóvenes, era y debería seguir siendo el templo de reunión para mexicanos y turistas uno de nuestros templos contemporáneos de expresión artística.
- Ninguna noche se quedaba sin la reta de baile, siempre había quienes… ¡sin miedo al éxito! mostraban y demostraban sus pasos más atrevidos.
2. Celebrabas las fechas más conmemorativas del calendario, como Navidad.
3. El diseño de sus invitaciones, definitivamente te transportaban a los 80’s y 90’s.
4. Ya sea en sus eventos especiales o de aniversario e incluso en la emblemática bodega de la Roma, las luces eran verdaderamente espectaculares.
5. Estilo, mucho estilo, es lo que exigía y transmitía el Patrick Miller.
6. Era casi imposible que salieras borrach@
porque la cerveza o te la servían caliente o era tanto el calor de la gente y el dancing que después del primer trago ya te sabía a té amargo y no te deban ganas de seguir bebiendo.
7. El Patrick Miller (el concepto) demostró que el lugar es lo de menos, porque si en los 90, cuando se fundó, alguien hubiera dicho que una bodega se convertiría en el punto de reunión más emblemático de la generación x mexicana y extranjera seguramente muchos “expertos” hubiesen augurado su pronta extinción.
Ahora, tras una de las pandemias más duras para la humanidad, el Patrick Miller anunció que dejaba de “existir” en la Roma de la Ciudad de México, porque ya estaba en renta aquel bodegón sudoroso y excitante… sin embargo NADIE ha dicho que no seguirá existiendo, pero ahora en otro recinto o en otros recintos porque ya se rumora que solo se cambia de sede… así que ¡larga vida al Patrick Miller!