Una persona entregó al INAH más de 200 dientes fósiles, posiblemente de un megalodon

Otodus megalodon es el nombre científico de una de las más grandes especies de tiburones que han surcado las aguas del planeta, y de la cual existen hoy vestigios fósiles. El pasado martes 13 de julio, un particular entregó al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) 211 dientes fósiles, presumiblemente originales, probablemente de esta especie; un fósil poco frecuente en México.

En el acto de entrega-recepción llevado a cabo en la sede en Chetumal del Centro INAH Quintana Roo, ante autoridades del Instituto en la entidad, el ciudadano Gustavo Martínez Ramos formalizó la entrega de los elementos óseos, para su correspondiente resguardo, protección legal, conservación e investigación.

El director del Centro INAH Quintana Roo, Margarito Molina Rendón, consideró que se trata de un buen gesto, ya que a lo largo del país todavía subsiste el comercio ilegal de este tipo de fósiles, por lo que esta entrega se vuelve un ejemplo a seguir para la valoración del patrimonio paleontológico y cultural de México.

El conjunto óseo procede de alguna localidad paleontológica de México y posteriormente fue llevado a Bacalar –donde reside el ciudadano–, y ahora se une en su resguardo a un amplio mosaico de bienes patrimoniales de carácter paleontológico, bajo custodia del INAH.

Con apoyo de los especialistas de la Subdirección de Laboratorios y Apoyo Técnico del INAH, Ana Fabiola Guzmán Camacho y Joaquín Arroyo Cabrales, se hizo un primer acercamiento sobre la identificación de los dientes fósiles de tiburón.

La especie conocida como Otodus megalodon –por mucho tiempo nombrada como Carcharodon megalodon en la literatura relativa a México– es característica de la época geológica conocida como Mioceno, la cual comenzó hace 23 millones de años y finalizó hace cinco millones de años.

De acuerdo con información brindada por Ana Fabiola Guzmán, los fósiles de megalodón en México han sido registrados en la península de Baja California, aunque algunos autores también lo ubican en Tabasco, hacia el periodo Oligoceno, iniciado hace 34 millones de años y finalizado hace 23 millones de años.

Cabe destacar que, de acuerdo con los expertos, esta especie es considerada como un fósil no frecuente en México por su número de localidades, de allí que, de cara a posteriores dictámenes por parte de paleontólogos, resulta trascendente la entrega hecha al INAH, en pro del legado histórico de nuestro país.

Fuente: boletín de prensa INAH.

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