Habrá que aclararlo, las primeras hamacas no se tejieron en Yucatán, sino en las Antillas, pues anteriormente eran confeccionadas con filamentos de corteza.
El origen de estas tiene aproximadamente mil años, se piensa que pudo llegar a la Península de Yucatán por lo menos dos siglos antes de la llegada de los españoles, aunque la antigüedad es incierta, eran casi semejantes a una red de pescar y sus aberturas eran muy anchas entre nudo y nudo.
Sin embargo, fue en en nuestro país donde se perfeccionaron y comenzaron a inventarse nuevos tejidos hasta hallar la que perdura en nuestros días.
En muchos museos de las ciudades latinoamericanas más relevantes, se conservan antiguas hamacas, las cuales evidencian que, en las culturas precolombinas, es en donde deben rastrearse los primeros indicios de la utilización de las hamacas.
En buena parte de los países de Centroamérica, e incluso hasta México y varias naciones de Sudamérica, como Ecuador, Venezuela y Brasil, las hamacas son, especialmente en zonas rurales con un clima sumamente cálido, elementos imprescindibles para descansar.
-Una mejor sanidad ya que puede ser lavada fácilmente.
-Ayuda a evitar accidentes cardiovasculares debido a la posición que se adquiere al dormir.