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Frida: la huella de una heroína mexicana de cuatro patas

Honor, deber, lealtad, patriotismo, valores que siempre estuvieron en Frida, la perrita más consentida y reconocida de México

Por Daniel Ramírez

“En homenaje a la extraordinaria labor que tuviste como integrante de nuestra noble institución. En gratitud al cariño y amor que continúas sembrando a nuestra Gran Familia Naval, en millones de mexicanas y mexicanos, y más allá de nuestras fronteras. Tu vida nos motiva a continuar dándolo todo para servir a México. ¡Gracias querida Frida!”

Frida, la perrita rescatista de las Fuerzas Armadas de México no era un elemento más del cuerpo de rescatistas caninos que había en la dependencia; su carisma, amor, lealtad y valor salían de su peludito cuerpo.

Enfundada en su chalequito color arena, con sus lentes de última moda en seguridad, sorteó los peores escenarios, escaló escombros y rescató miles de personas a quienes la luz se le estaba apagando para no volver jamás.

Es por eso que ahora que no ya no está entre nosotros, se siente un vacío enorme en la sociedad mexicana. Se ganó el amor y cariño de las personas y no solo de nuestro país, sino de los países donde se hizo presente para ayudar.

La travesía de Frida por la vida inició el 12 de abril de 2009, fecha en que nació en la Unidad Canina de la Secretaría de Marina, conocido ahora como el Subgrupo de Control Canino, perteneciente al Estado Mayor General de la Armada de México.

Desde sus primeros días, la pequeña cachorrita entregó su vida a las Fuerzas Armadas mexicanas y rápidamente comenzó sus entrenamientos para servir a nuestro país. Sus cualidades aparecieron casi inmediatamente, pues sus entrenadores observaron aptitudes dignas de un soldado que no se veían es otros caninos.

En voz de sus entrenadores, lo que caracterizaba a Frida era su independencia; la concentración que tenía a la hora de realizar sus ejercicios; su temperamento equilibrado característico de su raza; su intrépida, curiosa, y admirable facilidad para adaptarse a distintos ambientes.

Todo eso era Frida, una perrita que reafirmó sus características con un programa de entrenamiento impecable. Tanta fue su disciplina y capacidad de aprendizaje que completó su curso en un tiempo récord de ocho meses, nada mal.

Y lejos de pensar que fue extenuante, duro y complicado, fue todo lo contrario. Su preparación se basó en el juego y el amor, recibió refuerzos positivos y cada trabajo era retribuido con su juguete favorito.

Cuando estuvo lista, el mundo la necesitó. Su primer gran trabajo fue en el año 2010, participando en las brigadas internacionales de apoyo a la población civil en Haití, país que fue duramente golpeado por un terremoto que dejó grandes daños.

En el 2013 fue parte de los grupos de apoyo para localizar personas atrapadas bajo escombros y estructuras colapsadas a causa de una explosión ocurrida en la Torre de Pemex.

Para 2017 viajó a Ecuador, nuevamente se unió a las brigadas internacionales de auxilio a personas atrapadas bajo escombros, en las que su labor su determinante para localizar desaparecidos y heridos por un deslave que dejó una población sepultada.

Pero en nuestro país fue donde se hizo heroína, pues se convirtió en uno de los elementos más importantes de las fuerzas armadas durante los trágicos terremotos del año 2017 en Oaxaca y la Ciudad de México.

Para que se den una idea de la importancia de Frida en estos episodios, encontró un total de 55 personas, 12 vivas y 43 fallecidas, una cifra impresionante para un binomio canino. Gracias a esa labor se ganó el respeto, la admiración y el amor de las fuerzas armadas y de la gente de nuestro país.

Honor, deber, lealtad, patriotismo, valores que siempre estuvieron en Frida, la perrita más consentida y reconocida de México. Hasta siempre, Frida.

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