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“Las Poquianchis”, las hermanas más crueles del siglo pasado

Estas mujeres conocidas como "Las Poquianchis", fueron protagonistas de unas de las historias más crueles del siglo pasado, te contamos.

Por María Juárez

En 1964 se dio a conocer una escalofriante noticia que impactó a todo el país: Se descubrió una red de tráfico de mujeres que operaba en varios estados, liderada por cuatro hermanas apodadas como “Las Poquianchis“.

En esta red que, además de explotación sexual, había en su historia múltiples asesinatos y actos crueles en contra de más de cien jovencitas que fueron raptadas, ultrajadas, esclavizadas y asesinadas.

El torbellino mediático ocurrió luego de que una de las víctimas escapó y llegó a la policía de León, Guanajuato, en donde narró las atrocidades ocurridas.

Con la denuncia, dio inicio a un largo juicio en contra de las proxenetas y algunos de sus cómplices a lo largo de más de 25 años.

“Las malditas” a la literatura, el cine y al teatro

Los reporteros de la época no sólo siguieron el juicio de las hermanas, sino que por la naturaleza del descubrimiento, dieron pie a un fenómeno periodístico sin precedentes.

La cobertura mediática avivó el escarnio público mediante la invención de situaciones que pusieron a la historia elementos que alimentaban el morbo público.

Se habló, por ejemplo de supuestos actos satánicos y quema de fetos, que llevaron este caso a permanecer por décadas en la memoria colectiva.

Si no lo crees, pregúntale a tus abuelos y te contarán la historia de unas hermanas de Guanajuato que tenían un cementerio en el patio de su casa.

Por ejemplo, el escritor Jorge Ibargüengoitia, escribió en su particular estilo satírico un libro retomando el caso, llamado “Las Muertas”.

Este caso llegó al cine con la película “Las Poquianchis” dirigida por Felipe Cazals y al teatro con la ópera cómica “Serafina y Arcángeles”

Las Poquianchis

¿Quiénes son Las Poquianchis”?

Pero volvamos a la historia de estas mujeres y su red de explotación.

Las hermanas Delfina, María de Jesús, Carmen y María Luisa González Valenzuela, eran de Guanajuato, se les apodó como “Las Poquianchis“, en alusión al nombre de uno de los prostíbulos que administraban.

Versiones periodísticas de la época indican que desde la década de 1950 comenzaron a secuestrar jovencitas pobres y tuvieron burdeles en Jalisco, Guanajuato y otros estados.

De acuerdo con los archivos, “Las Poquianchis” asesinaron entre 90 y 150 personas entre mujeres explotadas, recién nacidos y clientes.

Por ello, son consideradas las asesinas seriales con el mayor número de víctimas en la historia de México.

Nacidas en El Salto, Jalisco, las hermanas crecieron en una familia disfuncional, su padre fue un policía del gobierno porfirista, alcohólico que maltrataba a su familia.

Incluso, que obligó a las hermanas a presenciar la tortura de detenidos durante su infancia.

Mientras que la madre de las González Valenzuela era una fanática religiosa.

En 1938 Carmen se involucró con un criminal, al que después abandonó, pero durante ese periodo aprendió todo sobre el negocio de los bares.

Cuando sus padres murieron, utilizaron su herencia para invertir en su primer burdel, que cerró tras una riña en la que murió el hijo de Carmen.

Hermanas González Valenzuela abren otro bar

A pesar de que la prostitución estaba prohibida en Lagos de Moreno, Jalisco, en 1954, “Las Poquianchis” abrieron un burdel.

En ese lugar, estas mujeres ya habían establecido nexos con autoridades corruptas para tener protección y se vincularon con secuestradores para conseguir mujeres

Las edades de las víctimas estaban entre los 12 y 15 años y eran atraídas bajo la promesa de darles un empleo bien pagado.

En el burdel, las mujeres eran violadas y golpeadas para someterlas y las ponían a trabajar; les daban ropa y comida a precios impagables.

Cuando rebasaban los 25 años de edad, eran asesinadas por los hombres, mientras que otras mujeres explotadas de más edad y que sobrevivían se convertían en cómplices.

Muchas de ellas enfermaron y murieron por la raquítica dieta en que vivían.

Incluso dicen que si alguna se embarazaba le practicaban un aborto y que asesinaron a los niños que nacieron.

Una de las víctimas escapó y denunció a las hermanas. Tras el arresto, se descubrieron varias fosas clandestinas donde “Las Poquianchis” enterraron a las muertas.

El juicio de “Las Poquianchis” y la sentencia

Durante el juicio, las hermanas González Valenzuela se mostraban como devotas católicas y se justificaban diciendo que no permitían “actos inmorales” en sus burdeles.

Luego de las investigaciones se condenó a Delfina, María de Jesús y María Luisa a 40 años de prisión por los delitos de lenocinio, secuestro y homicidio calificado.

Se consignó a trece mujeres más por colaborar con la red de prostitución y a once hombres como cómplices por trabajar para ellas.

El caso de “Las Poquianchis” evidenció la existencia de un alto nivel de impunidad, corrupción y colusión de autoridades locales.

Y es que a sabiendas de los crímenes, solaparon la red de explotación durante más de 20 años.

El caso dejó ver una realidad oculta en México que contrastaba con un discurso público de progreso y la moralidad católica.

El Alarma se consolida por cobertura

Una publicación en la historia de la cultura popular mexicana, el Alarma! narró con detalle, los horrores que habían vivido las víctimas de las hermanas González Valenzuela.

Dicen que, gracias a eso, consolidó su permanencia en este género periodístico llegando a aumentar su tiraje de 140 mil a 500 mil ejemplares.

Durante los meses que duró aquella serie, la publicación vendió más de medio millón de ejemplares.

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