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Rosy Linares, la incansable fotoperiodista de dos corazones

Por Manolo RoCa

Por Manolo RoCa

Hay días en los que me quejo de lo que siento, de lo que me falta, de lo que no hago, de “N” cantidad de pensamientos, sí de esos que te susurran y te distraen lo suficiente como para dejar de vivir al cien, pero uno de esos días me encontré con una mujer de vida,  sí, de las que no piensan tanto, de las que están hechas de pura luz, se llama Rosy Linares o “Yuyis”.

Podría decir que es un ángel, que me la encontré por algo especial, pero NO, porque sí las hay de carne y hueso, es una mujer, enorme como sus dos corazones con los que camina a donde tenga que ir.

Se llama Rosa Eugenia Linares, es de Cuautla, Morelos, tiene 49 años aunque algunas personas la conocen por Yuyis, ya tiene más de 17 años trabajando como fotoreportera y tiene “dos corazones en su cuerpo” con los cuales trabaja desde hace siete.

Uno de ellos lo lleva, como todos nosotros, enfrente, en el mero pecho, pero el otro lo lleva cargando en su espalda, se llama Jesús Daniel y es su más grande motivación porque luego de que le rogara a Dios que se lo dejara vivo, no importaba en qué condiciones, ella se encargaría de lo demás y así es.

Fotoperiodista autodidacta, porque aprendió el oficio en el “campo”, y madre 24/7, Yuyis sigue con olfato nato su oficio desde que entró a una radiodifusora local en Cuautla; se llamaba “Línea caliente”, era un programa de radio con sentido social con apoyo a la ciudadanía.

“Entré a trabajar ahí como secretaria y asistente de producción, pero ya fue en otra radiodifusora con Fernando Baltazar quien me dio la oportunidad de salir como fotoreportera.”

Rosy Linares siempre trabajó en radio, pero también en la Jornada Morelos, en el 2011 hubo un concurso nacional de fotografía por parte de Greenpeace para un calendario y ahí eligieron una de ella donde capturó al Tlacuache del cerro de Tepoztlán.

Ya sea que ande chambeando en la zona oriente de Morelos, que es su zona de trabajo habitual,  o que en ocasiones especiales vaya a la zona sur o la zona centro metropolitana de Morelos, Jesús Daniel siempre va con ella; con sus lágrimas resbalando y su voz temblorosa, Yuyis me cuenta:

“Lo llevo siempre conmigo porque tiene parálisis cerebral infantil, no camina, no habla; es una parálisis cerebral permanente, se le murieron las neuronas de la parte frontal derecha, entonces él no puede hablar, la única palabra que dice es “mamá”, no puede pararse solito, gatea, así que si le hacen algo yo nunca lo voy a saber porque no se puede acusar esa es una, otra, tiene epilepsia sin control, aparte de que está medicado, le dan muchas convulsiones y en todas las guarderías hasta en las de paga no lo aceptan porque lo consideran un niño en foco rojo, porque les da miedo, no están preparadas para atender a niños con epilepsia por eso lo cargo en mi espalda.”

Pero para Rosy la vida, el oficio y la pasión por amar sin medida a su corazón Jesús no se detienen y ella le entra a todo, desde el freelance, hasta colaboraciones para medios del país, porque trabajo fijo no tiene, lleva casi dos años sin empleo, pero le vale y entra también a concursos nacionales de fotografía, ya sea de paisajes, pero también cubre, en foto y video, desde hace ocho años el asunto (conflicto) de la termoeléctrica de Huexca.

Atiende su profesión sin trabajo fijo porque dice que, gracias al ex presidente Enrique Peña Nieto, tuvo empleo en el IMER, pero en diciembre de 2018 ya no renovaron su contrato. Me contó que incluso estuvo trabajando en una administración en el DIF, pero solo por un tiempo porque a los seis meses le dieron a elegir entre su hijo y el trabajo; Rosy responde tajante: “obviamente elegí a mi hijo.”

Aquí es donde cobra sentido todo lo que hace Rosy por Jesús, “su salvador”, y me relata el origen de lo que dejó al pequeño colgado de la espalda de su madre:

“Mi niño venía bien, pero por una negligencia médica cuando le estaban sacando sangre entró en paro cardiorespiratorio y debido a eso nada más le daban 72 horas de vida… ¡recé mucho, mucho, mucho! para que mi hijo no se fuera a morir porque su diagnóstico era que nada más le daban 72 horas de vida, y le pedí a Dios que me lo dejara, que no importaba cómo, pero que me lo dejara, oré mucho, hice mucha oración, de hecho hasta busqué a un padre para que lo prebautizara porque estaba entubado en una incubadora, estaba hinchadito, tenía en sus ojos unos algodones porque estaba hinchado también de los ojos. Le dije al padre que quería que se llamara Jesús, que es el salvador… él me dijo que por qué no Jesús Daniel, me dijo que Daniel significa “Justicia Divina”  o “El Guardíán de Dios”; así lo prebautizamos porque no le daban más que 72 horas de vida y le pedí a Dios que me lo dejara, no importaba cómo, pero que me lo dejara, y bueno él es el motor de mi vida, Dios me cumplió, me lo dejó vivo, no importa cómo esté, pero está vivo y está conmigo y por él hago todo lo que sea.”

Efectivamente, Yuyis no se echa para atrás ni para agarrar fuerza, porque hace foto y videoperiodismo, incluso ahora que entraron a robar a su casa y se llevaron sus cámaras, sigue dándole a su pasión con su  celular que aunque “no tiene muy buena calidad (dice), pero así trabajo, es que aquí (en Morelos) la delincuencia está fuerte.”

Ni siquiera la pandemia por Covid hace que se achique, porque a pesar de que le ha ido mal en el trabajo, porque dice que Daniel se desespera con la careta y el cubrebocas, siempre sale con la bendición de Dios,  pero solo a coberturas especiales, manifestaciones, salir así como antes no, porque “tengo miedo por mi niño.”

Luego de tanta energía y vibra positiva que me contagia, me dieron ganas de saber que una mujer de ese tamaño ha de tener unos sueños bárbaros, tal vez de comerse al mundo con su cámara y le pregunto, ¿cuál o cuáles son tus sueños?

“Un sueño sería que le hicieran una angiografía (a Daniel), una segunda opinión médica en el Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía (INNN). Porque yo he visto a otros niños que tienen la edad de Jesús y sí los reciben y a mi no, a mí me han cerrado las puertas, que porque no tiene los 15 años, pero yo he visto a niños así que van de cáncer y sí los aceptan y les hacen estudios. Yo quiero un estudio de la angiografía para saber cómo está su cerebro por la epilepsia, yo quiero esa segunda valoración médica porque es lo mejor. Porque él no tiene estudios de angiografía, aquí vamos al Niño Morelense y nada más le hacen un electroencefalograma, eso no es algo al 100% La angiografía, por medio de contraste es lo mejor porque se inyecta el medio de contraste en una vena y es un líquido flourescente que te va alumbrando todo el cerebro y ya te dice cómo están las neuronas, eso es lo que yo quiero.

Mi segundo sueño sería que tuviera otra segunda opinión médica en el Hospital Militar que se dedica a los niños con rehabilitación.”

¡Wow!, pienso, definitivamente su corazón de la espalda es el que la mueve, y entonces le insisto, pero dime Rosy, como profesional, ¿cuál es tu sueño?

“A los dos nos encanta el mar. (Me gustaría fotografíar) Cancún porque dicen que tiene  (el mar) varios colores y todo eso, entonces (me gustaría) ver los atardeceres, el amanecer. Nunca he ido a Cancún, he ido a Acapulco y a él (sí, a Jesús Daniel) le encanta, pero dicen que es diferente (en Cancún) dicen que allá hasta la arena es blanca.”

Sí, así es Rosy Linares, Yuyis, una mujer de dos corazones que avanza, siente y vive al cien y que sin perder un segundo de vida siempre grita el amor incondicional por su Jesús, el que la mueve como una locomotora.

Me despido con lo ojos enjugados de pena por reconocer que me ha inyectado alegría hasta al más recóndito de mis pensamientos, y aprovecho para pedirle que nos comparta un poquito de su talento profesional y que el mundo la conozca para encontrar oportunidades de trabajo, por supuesto, con todo y Jesús Daniel.

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Esto es algo de su incansable labor:

 

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Le envío mi admiración interminable como mujer de acero (maleable, porque siente bien bonito la vida) y ella agradece:

“a todas las personas que se han sumado y nos han apoyado y sí sería bueno que me ayudaran con un empleo, pero voy a consultas, voy a terapias; tendría que adaptarse a mi agenda.”

Se ríe antes de que colguemos, me dice que Facebook la tiene restringida por 30 días y más ahorita en esta cuarta (transformación) con la libertad de expresión, pero no deja de enviar bendiciones a todas las personas que la quieran apoyar y cierra contundente y congruente con sus corazones:

“Siempre hay que buscar la vida, algo a que aferrarte, algo de que agarrarte, no sé, creer siempre en Dios, en Dios, y para adelante.”

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Quieres contactarla para apoyarla de alguna manera mándale un whatsapp al 735 138 0766

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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