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Aunque no lo creas, México tenía su propio ‘papa’ autónomo

Por Miguel Angel Romero

Aunque parezca difícil de creer, en el siglo XX, México dio a luz una institución religiosa que competía frontalmente contra la autoridad del Papa de Roma. Se trata de la Iglesia Ortodoxa Católica Apostólica Mexicana o Iglesia Católica Apostólica Mexicana.

El movimiento que fue liderado por José Joaquín Pérez Budar fue una consecuencia secundaria de la Independencia de México.

La diversidad religiosa beneficiaba la cruzada del gobierno, por lo cual rápidamente se reconoció la alternativa fundada por Pérez Budar. Por su parte, el clero romano respondió excomulgado a Pérez y a su feligresía.

Entre las principales características de la Iglesia católica apostólica mexicana se encontraban:

  • Libertad de interpretación de la Biblia.
  • Liturgia exclusivamente en español.
  • Abolición del celibato.
  • Actividades gratuitas con exclusivamente voluntarios
  • Los sacerdotes debían tener un empleo civil, no podían vivir de las limosnas donadas por los fieles.
  • Veneración a los santos y a la Virgen María.

El 22 de febrero de 1925, la iglesia mexicana intentó realizar su primera misa. Aunque la iglesia se abarrotó, fieles romanos infiltrados intentaron linchar al padre Manuel Luis Monge, encargado de oficiar la liturgia. En los meses siguientes la iglesia mexicana siguió ganando fieles.

Pérez Budar murió en 1931, se reconcilió con el catolicismo romano y la iglesia mexicana se debilitó, José Eduardo Dávila se convirtió en el primer papa mexicano bajo el nombre de Eduardo I, quien a los ojos de algunos fue un disparate.

Tiempo después, Eduardo dejó de llamarse Papa y con el tiempo su iglesia desapareció.

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