Nueve días antes de la Navidad, es cuando las familias y personas queridas se reúnen para realizar un banquete, armar el nacimiento, cantar los villancicos y adornar el árbol.
Del 16 al 24 de diciembre se realizan las posadas, las cuales representan el peregrinar de José y María durante el tiempo que caminaron de Nazaret hacia Belén, ciudad en la que nació el niño Jesús.
Cada uno de los nueve días que duran las posadas representa un valor como la humildad, fortaleza, desapego, caridad, confianza, justicia, pureza, alegría y generosidad.
El origen de las tradicionales posadas se remonta al año de 1587, cuando el agustino Diego de Soria le pidió permiso al papa en turno para realizar misas diarias durante el 16 al 24 de diciembre.
Tras la autorización, comenzó a celebrar las misas que iban acompañadas de representaciones de la Virgen y San José, quienes pedían posada, es decir, un alojamiento digno.
Con el paso del tiempo las posadas dejaron de ser celebraciones de fe, para convertirse en fiestas donde los anfitriones ofrecen ponche, cañas, frutas de temporada y una bolsita de dulces, sin dejar a un lado la tradicional piñata.