El terremoto del 19 de septiembre de 1985 ha sido una de las experiencias más traumáticas para los habitantes de la Ciudad de México (CDMX) y para Porfirio Callejas no fue la excepción; ese día, este hombre vivió los dos minutos más largos de su vida colgado en lo alto de la antena de la Torre Latinoamericana.
El resultado de ese sismo fue el colapso de al menos 371 edificios modernos, más de 30 mil damnificados, daño de mediano a grave en el 80 por ciento de las construcciones, y una cifra, la oficial de hasta siete mil muertos, quizá miles más.
Entre los sobrevivientes se cuentan a los bebés milagrosos que sobrevivieron por días o hasta semanas bajo los escombros.
Pero hay un caso que se volvió memorable y que se relata en el libro “Los Pequeños Secretos del Centro Histórico” de Elena Jiménez, editado por el ya desaparecido Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta).
Porfirio Callejas, el hombre de las alturas
El episodio de ese libro narra el famoso caso de Porfirio Callejas, el hombre que sobrevivió al terrible sismo del 85 colgado de la antena de la Torre Latinoamericana, el entonces rascacielos más alto de la CDMX.
Porfirio Callejas era trabajador de mantenimiento en la Torre Latinoamericana y ese 19 de septiembre de 1985 , tenía la encomienda de darle mantenimiento a la antena del rascacielos.
Porfirio tenía solo unos minutos ya en lo alto de la antena de la Torre Latinoamericana, aquel 19 de septiembre cuando empezó a temblar.
Apenas había acabado de sujetarse con los arneses de seguridad y ya no le dio tiempo de bajarse de la antena, por lo que no le quedó de otra que sujetarse fuertemente y esperar a que todo pasara.
De acuerdo con el relato, Porfirio Callejas observó aterrado cómo se empezaron a desplomar varios edificios por los que el pasaba todos los días y cómo la ciudad se empezó a cubrir de polvo.
Cuando terminó el terremoto, en lugar de correr y ponerse a salvo, el shock hizo que Porfirio Callejas recorriera uno por uno los 44 pisos de La Torre Latino para poderle reportar los daños a sus jefes.
Esa experiencia hizo que Porfirio fuera conocido por todos los empleados de la Torre Latino, quienes aprovechaban cada oportunidad para pedirle que les relatara aquel momento.
¿Cómo vio la ciudad desde aquella posición? ¿Qué sintió al ver la ciudad entre el polvo? Eran algunas de las preguntas que le hacían sus compañeros.
Con los años no se supo más de Porfirio Callejas, más lo que narró sobre aquella experiencia Víctor Hugo Callejas, uno de sus familiares.
Datos sobre la Torre Latinoamericana
En pleno corazón de la Ciudad de México, la construcción de acero y vidrio se levanta con 182 metros de altura. Sobrevive al paso del tiempo y es un ícono no sólo para una ciudad, sino para el país.
En 1949 inició su construcción, la inspiración para su diseño fue el Empire State Building de Nueva York y fue el primer rascacielos donde se utilizó el vidrio y el aluminio.
Su estructura de acero fue traída de Houston, Texas, es un coloso de 25 mil toneladas y en su momento representó un símbolo de fortaleza económica y poder.
En 1957, el terremoto que causo la caída del Ángel de la Independencia, puso a prueba los 45 amortiguadores sísmicos que sostienen la Torre Latinoamericana.
Ese mismo año se le otorgó el premio del American Institute of Steel Construction, por ser el edificio más alto que jamás haya sido expuesto a una enorme fuerza sísmica.
De acuerdo con información de la Fundación Centro Histórico, “fue el edificio más alto de la Ciudad de México desde su construcción en 1956 hasta 1972. Ahora es el quinto edificio más alto de la ciudad y el noveno a nivel nacional”.