Seguramente en alguna ocasión has dicho o escuchado la frase “El que quiere azul celeste, que le cueste”, pero sabes cuál es su origen.
Se cree que desde Europa llegó a nuestro país durante el Virreinato y se ha mantenido vigente para quienes quieren referirse al esfuerzo que implica conseguir ciertos objetivos.
Este dicho se refiere al trabajo tan minucioso que implica volver clara la tonalidad intensa del lapislázuli, una gema muy utilizada en la escultura y las artesanías en Occidente, en especial Europa y África, desde donde seguramente llegó a España y de ahí a México.
Durante la antigüedad, esta gema preciosa llegó a tener un alto costo, más incluso que el oro, debido a la dificultad para extraerla y llevarla a otros países.
El color natural de la gema es azul marino y para poder lograr el “celeste” —nombre con el que en otras latitudes de habla hispana (como España) se conoce el tono color cielo del azul— demandaba un esfuerzo extra al mezclarlo.