En la Huasteca Potosina, al Día de Muertos se le conoce como Xantolo, una celebración que involucra diferentes tipos de ofrendas, desfiles, bailes tradicionales y gastronomía.
Xantolo es una de las tradiciones más importantes para las comunidades Tének y Náhuatl de la Huasteca Potosina, su origen prehispánico lleva a construir toda una celebración con rituales, magia y color que resalta la riqueza de aquella región.
Esta fiesta tiene su origen en el término latino santo o sanctorum, como se referían los antiguos religiosos cristianos a todo el ritual asociado a recordar “a los que ya no están” pero que, con el tiempo, sirvió para dar nombre a todo aquello que da “vida y color”.
Cabe recordar que la Región Huasteca abarca partes de los estados de San Luis Potosí, Hidalgo, Veracruz y Tamaulipas, y es aquí donde el Xantolo representa la unión sagrada entre los vivos y muertos pues la noche del 1° de noviembre las almas de los difuntos regresan para convivir con sus seres queridos.
Entre la veintena de comunidades indígenas en la Huasteca Potosina que celebran Xantolo, hay dos grupos: náhuatl y teenek, los primeros montan su ofrenda en mesas, mientras que los teenek lo hacen en el piso para estar en contacto con la tierra, incluyendo platillos típicos como el bolín (un tamal para 10 personas) y atole de tamarindo, guayaba o mandarina.
En la parte superior de las ofrendas se agrega un arco de palma con flores de cempasúchil, el cual representa la puerta del cielo. Desde el 31 de octubre se instalan los altares, y en muchas ocasiones son trasladados desde las casas hacia los cementerios.
Los difuntos se reciben con música y baile en comparsas que, desde el 30 de octubre, recorren las calles de cada pueblo hasta llegar a las plazas principales. Participan cientos de locales, quienes bailan al son del violín, la jarana y la guitarra.
Todos llevan máscaras de madera que representan diversos personajes, como el viejo, la muerte, diferentes animales o hasta diablos.
