La tradición de las tortillas ceremoniales se trata de una viva expresión de la cosmogonía otomí, y de la profunda relación que este pueblo mantiene con su entorno.
En algunos lugares de Guanajuato como San Miguel Allende y Comonfort, igual que en otros estados de la república como Hidalgo y Querétaro, la cultura Otomí conserva la colorida tradición de las tortillas ceremoniales teñidas a base de tinturas naturales.
El consumo de las tortillas ceremoniales no es diario, sólo se preparan en fechas especiales como bodas, bautizos o en el caso de la conmemoración del santo patrono de un lugar.
El proceso de elaboración es a través de la nixtamalización como en muchos estados del país. Durante dicho proceso la cocinera calienta el maíz en una olla y, posteriormente, le agrega cal para conservar sus propiedades nutricionales.
A mitad de la cocción, las tortillas se ponen sobre un molde hecho de madera de mezquite con una figura tallada. Este molde se impregna previamente con tinturas de origen natural, tales como el muicle o la cochinilla, un insecto del que se puede extraer un intenso pigmento color rojo.
Por último, después de que el dibujo quede plasmado en la tortilla se devuelve al comal para concluir con la cocción.
Las imágenes que se imprimen en las tortillas, cada familia cuenta con sus sellos distintivos que los conecta con esta tradición.