Todos hemos visto, comprado o topado en algún lugar la famosa cajita amarilla de los primeros cerillos en nuestro país, La Central.
Sí, esa marca que tiene a La venus de Milo a punto de ser atropellada por una locomotora de inspiración veracruzana, mientras que El Partenón y un cielo azul son testigos del crimen.
En 1885 los hermanos Mendizábal en sociedad con los también hermanos José y Pedro de Prida fundan la Compañía Industrial de Fósforos y Cerillos, en el Puerto de Veracruz.
Los cerillos de La Central se fabricaron en una compañía muy cercana a la Estación Central del Ferrocarril del Puerto de Veracruz. La compañía se mudó a la Ciudad de México en 1890.
Fue hasta 1902 que se integró al diseño de la cajetilla la imagen de una locomotora como distintivo.
En 1940, en Director Daniel Montull diseña una nueva cajetilla de cerillos a la cual se le dio el nombre comercial de: “Clásicos de Lujo” siendo esta caja la que se produce hasta nuestros días. El artista Jorge Cázares es el autor de buena parte de los paisajes contenidos en la caja.
También se presentaron reproducciones de obras maestras de la pintura universal de pintores como Leonardo da Vinci, Rembrandt, Miguel Angel, Durero, Picasso, Goya, Rembrandt, Renoir, entre otros y se llegaron a presentar hasta 122 ilustraciones diferentes de personajes distinguidos.
Los Clásicos de Lujo traen “las pinturitas”, pero ofrecían un recopilatorio de 250 litografías de los más afamados pintores de todos los tiempos.
De hecho, existe un álbum donde se pegaban las reproducciones, venían breves biografías de los artistas y opiniones de los críticos sobre su obra. Gustó tanto aquel álbum que posteriormente se editó un libro con la colección completa.
Hoy en día, José Luis Barroso ha mantenido a la marca líder en un mercado cada vez más pequeño debido a la competencia con las importaciones chinas y el encendedor.
A la fecha, La Central tiene 50 por ciento del mercado de cerillos en México.