En el puerto de Acapulco, Guerrero, existe un espectáculo que desde hace más de 90 años ha puesto a prueba el valor y la destreza de sus protagonistas: los clavadistas de La Quebrada. Esta tradición, que comenzó como una apuesta entre jóvenes pescadores en la década de 1930, se ha convertido en un ícono cultural y turístico de México, reconocido mundialmente por su espectacularidad y riesgo.
El origen del primer clavado en La Quebrada
La Quebrada es un acantilado natural de aproximadamente 35 metros de altura que surgió en 1799 tras la dinamita de una parte del cerro para crear un canal de ventilación para la ciudad, proyecto conocido como “Abra de San Nicolás” y promovido por el doctor de la Corona Española, Francisco Javier Balmis. Sin embargo, fue hasta 1934 cuando los jóvenes locales comenzaron a desafiarse lanzándose desde lo alto de este peñasco hacia el océano Pacífico. Se dice que el primer valiente fue un niño de apenas 11 años, y uno de los primeros adultos en intentarlo fue Rigoberto Apac Ríos, quien sufrió una lesión y no volvió a lanzarse, pero su acto marcó el inicio de esta tradición.
Clavadistas de La Quebrada, La evolución de una tradición
Lo que comenzó como un reto entre amigos y pescadores, pronto se convirtió en un espectáculo oficial. En 1934 se estableció formalmente el show de clavados y se creó la Asociación de Clavadistas Profesionales de La Quebrada, que organiza los turnos y mantiene viva esta tradición. Los clavadistas deben calcular con precisión el momento exacto para lanzarse, sincronizando su salto con la marea y las olas, ya que el canal de entrada al mar tiene apenas 7 metros de ancho y 4 metros de profundidad. Alcanzan velocidades de hasta 90 km/h en la caída, haciendo cada clavado una verdadera hazaña.
Clavadistas de La Quebrada y el récord Guinness
Entre los clavadistas más destacados está Amadeo Alcocer, quien con solo 18 años realizó el salto número cinco millones, un hito que le valió a La Quebrada el reconocimiento oficial del Récord Guinness por la mayor cantidad de saltos de cabeza desde un acantilado de 35 metros en el mundo. Este logro es fruto de más de 90 años de tradición y esfuerzo colectivo de la Asociación de Clavadistas Profesionales, que hoy cuenta con más de 50 miembros activos. La obtención del récord también simboliza la resiliencia de Acapulco tras los daños sufridos por huracanes y la pandemia.
Un espectáculo que une valor, cultura y turismo
Los clavados se realizan varias veces al día, pero el show más impresionante es el salto nocturno con antorchas encendidas, que ilumina el acantilado y el mar, creando una atmósfera mágica que deja sin aliento a locales y turistas. Antes de cada salto, los clavadistas realizan un ritual frente a una capilla dedicada a la Virgen de Guadalupe, pidiendo protección y buena suerte, un gesto que refleja la mezcla de fe y coraje que caracteriza esta tradición.
La historia de los clavadistas de La Quebrada es un orgullo mexicano que combina valentía, tradición y espectáculo. Cada salto es un homenaje a la cultura y al espíritu indomable de Acapulco, que sigue brillando en el mundo gracias a estos héroes del mar y la roca. Si visitas México, no puedes perderte la oportunidad de vivir esta experiencia única que desafía la gravedad y el peligro con pasión y orgullo nacional.