La llamada CdMx ya viste de color rojo, y ni decir de todo el país, gracias a cada una de las flores de Nochebuena que engalanan la metrópoli gracias a nuestras tradiciones decembrinas.
El nombre en náhuatl es cuetlaxochitl, que significa “flor que se marchita” y era usada para ceremonias religiosas y se entregaba como un trofeo a los guerreros pues el color rojo estaba asociado al poder en las culturas mesoamericanas, por lo que, de hecho, era cultivada en los jardines de los tlatoanis.
Con la llegada de los españoles y la evangelización, la cuetlaxochitl cambió a su nombre actual. Se tiene la teoría de que los franciscanos en la región de Taxco retomaron el uso ceremonial de la flor, y la tomaron como referencia para la celebración de la Navidad.
Los mexicas la cultivaban con fines decorativos y medicinales; la consideraban símbolo de la pureza.
Las flores, en realidad, son las pequeñas bolitas de color amarilla que vemos al centro, lo que las rodea no son pétalos, son hojas que protegen a la flor. Estos pétalos varían de color, pero son lo que le da su especial tonalidad.
La producción de Nochebuenas es una de las más importantes en el país y de la CDMX, por ejemplo, en Xochimilco existen cerca de 2,500 productores, en los pueblos de San Luis Tlaxialtemalco, San Gregorio Atlapulco, San Mateo Xalpa y el Barrio San Francisco Caltongo.
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Aquí se cultivan más de 30 variedades de Nochebuenas, aunque las más comunes son Freedom White (Blanca), Red (Rojo oscuro), Early (Rojo); estas tres variedades representan el 70% de las flores que se producen en la ciudad.
También es posible encontrar otras variedades como Marblestar (Crema), así como Ice Punch (pálida u oscura), Pink, y Euforia.
Cabe mencionar que el arbusto de la nochebuena puede llegar a medir hasta 5 metros.