Una muestra representativa del registro de San Luís Potosí, del fotógrafo Eduardo Meade del Valle (Ciudad de México, 1961), puede consultarse en el micrositio México en el Patrimonio Mundial, concebido por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), como una ventana para atisbar a los bienes mexicanos inscritos en la Lista del Patrimonio Mundial, así como a las expresiones que detenta en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial.
San Luís Potosí es el primer estado invitado dentro de esta plataforma, ya que subsecuentemente se contará con galerías por cada entidad federativa. La amplia carpeta de Eduardo Meade comprende imágenes de las cuatro regiones en que se divide el territorio potosino: Altiplano, Centro, Media y Huasteca.
El fotógrafo señala que cada zona resguarda microrregiones a las que llega con la guía de gente del lugar. Cuando emprende el regreso, sus informantes le comentan que faltaron muchos aspectos por fotografiar, “ahí me doy cuenta que necesito cuatro vidas para registrar todo. Mientras más recorro San Luis Potosí, me doy cuenta de todo lo que desconozco.
“Siempre descubro un ángulo distinto sobre elementos que ya tenía registrados. Cada zona potosina posee un paisaje distinto, lo que implica también culturas diversas. El estado es una caja de sorpresas inextinguible, donde se imbrican gente, fiestas, ríos, cascadas, comida…, de todo ello es necesario dejar testimonio por su naturaleza cambiante”.
En la galería dedicada al patrimonio potosino dentro del micrositio, difundido en el marco de la campaña “Contigo en la distancia”, de la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, está representado el casco histórico de su capital, la cual se inserta en el Camino Real de Tierra Adentro, itinerario cultural reconocido por la UNESCO. De igual manera, la Huasteca aparece mediante una serie que retrata momentos característicos de las tradiciones que componen su patrimonio inmaterial.
Es en los reportajes dedicados a los ritos y ceremonias indígenas y mestizas –ha registrado más de 130–, donde la mirada de Eduardo Meade demuestra su ángulo más directo y cercano, pues prescinde del telefoto y es fiel al precepto del célebre fotógrafo francés Henri Cartier-Bresson acerca “del impulso espontáneo de una atención visual perpetua, que atrapa el instante y su eternidad”.
Cada toma hila el relato de un conocimiento ancestral, sea la comida huasteca a través de la elaboración del tamal gigante nombrado zacahuil, que en lengua náhuatl significa “con sabor a zacate”; los preparativos y el desarrollo del ritual de los voladores de Tamaletón, ofrenda de la comunidad teenek al dios del maíz Dhipaak; y el Xantolo, la particular tradición huasteca del Día de Muertos.
“Resulta diferente retratar la Catedral de San Luis Potosí, que seguir al personaje del diablo en la Semana Santa en Tamapatz (municipio de Aquismón) y encontrar el momento. Para registrar monumentos históricos se deben realizar visitas previas para considerar la posición y los tiempos en que la luz es más conveniente; mientras que en el segundo caso, lo importante es ser parte del momento que intentas capturar.
“Para registrar una festividad necesito adentrarme a los lugares y familiarizar con la gente, en particular con los mayordomos y los representantes de la comunidad para que autoricen mi presencia, también intento pasar lo más desapercibido posible a fin de que las acciones se desarrollen con naturalidad”.
Eduardo Meade concluye que se deben apoyar las festividades y rituales menos conocidos “porque cada uno es un microcosmos dentro de un universo mayor, y solo permanecen si logran trascender de una generación a otra. Muchos de los niños que vi participar hace 30 años, ahora son mayordomos y detentores de la tradición. Cada quien debe aportar su grano de arena para evitar perder lenguas, vestimentas, oficios; en parte, la intención de mis reportajes ha sido que los habitantes de San Luis Potosí se reconozcan en sus diferencias”.
Fuente: boletín de prensa INAH.