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La Malinche, ignorada por Cortés y venerada por otros | mitos y realidades de Doña Marina

Por So Close

Ignorada por Hernán Cortés en sus “Cartas de relación”, relativamente reivindicada por Bernal Díaz del Castillo, elevada a venerable madre por los cronistas mestizos y abstraída por la intelectualidad de los siglos XIX y XX como la contradicción del ser mexicano es como expertos describen a uno de los personajes más emblemáticos de la historia de México: Malintzin, Malinalli, Doña Marina o Malinche.

El historiador José Ángel Juárez Cruz, indica que la comprensión de la Malinche como personaje histórico debe empezar considerando que su exclusión, mención o exaltación estuvo condicionada en el siglo XVI por la relación y las prebendas que buscaron los soldados españoles y los herederos de la nobleza indígena ante la Corona española.

Por ello se entiende que el capitán general Hernán Cortés, a quien sirvió como traductora y estratega, de quien fuera mujer y madre de uno de sus hijos (Martín), la omitiera (a la Malinche) en las misivas que envió a Carlos I de España y V del Sacro Imperio Romano Germánico, pues el fin era exaltar en primer grado sus logros personales, así como los de sus hombres, en la empresa de conquista.

Por otra parte, en Historia verdadera de la Conquista de la Nueva España está asentado el papel estratégico de Doña Marina, el cual tiene origen al ser hija de un cacique de Oluta, Veracruz, que a la muerte de este fue vendida a xicalancas, quienes la intercambiaron a los tabasqueños, de ahí su dominio del náhuatl y del maya.

En la segunda mitad del siglo XVI, los cronistas mestizos Diego Muñoz Camargo, Hernando Alvarado Tezozómoc y Fernando de Alva Ixtlilxóchitl se asumirían como herederos de la nobleza mexica y texcocana. Para ellos, la Malinche fue una madre venerable cuyas acciones, junto a las de los conquistadores, posibilitaron el nacimiento de la sociedad novohispana.

En El perfil del hombre y la cultura de México, Samuel Ramos reinterpretó la conquista como inicio de trauma, dada la unión de sociedades distintas. La sociedad mexicana, decía, está disociada entre las necesidades de pertenecer a la cultura europea y ser propios de esta tierra. Cortés y Malinche son metáfora de ese desgarramiento del mexicano que, como un niño, “no sabe a cuál de los padres apreciar más”.

Fuente: boletín de prensa INAH

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